A San Luis Potosí y su desierto
por Esther AlvaradoPara saber que vivo
besa mi sed
a los rugosos labios del desierto
beso este breve abrevadero de nostalgias
beso este páramo perenne de los sueños
Me asilo entre las grietas huérfanas de agua
y me abandono así al arenal de viento
Soy primitiva roca en pedregal hirviente
soy fósil del erial que me adormece
Aquí hoy se conjuga el infinito
si miro hacia fuera en esta calma
y vierto hacia dentro la mirada
Soy cactus y raíz
albergue en el exilio de los ríos
pulso ungido de arrítmicos compases
latido en el torrente subterráneo
Soy cómplice del ansia de los cardos
aliada incandescente de la savia
se hace verde la sangre
de mi espinoso corazón abierto
Los hombres y mujeres del desierto
hoy se beben el sol de mediodía
para avivar el fuego de su entraña
Mi sombra
polvo seco
disuelto en el perfil de cada piedra
sombra ceñida al cactus que se yergue
bajo el crisol que arde en la pupila
a veces se refugia entre mi piel cardada
entre mi voz rasposa
el yermo claustro de mi cuerpo
La sombra muda en humedal remoto
suspira por el pozo ante la hoguera
como halcón que se posa en el huizache
con la luz retenida entre sus garras
Camino donde afila su daga el horizonte
donde el rostro se ensancha ante el paisaje
y se evapora en día
en gotas pequeñísimas de ocaso
Qué rojo resplandor
cuando en el cielo
arde imprudente el corazón desnudo
incendia matorrales y mezquites
ante el glóbulo bufo de mi sangre
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