Cristina
de la
Concha
Reciben la
Bandera de la
Paz en Buenos Aires, Argentina, Ma.
Encarnación Anadón y Franco Gariboldi, en una ceremonia que tuviera lugar el
día 2 de octubre pasado, en el Senado de la
Nación , con acreditación de la
UNESCO como Embajadores de la
Paz.
Se les consideró para este
nombramiento por la labor de difusión de la cultura chaqueña y, principalmente,
por la acción mantenida a través del tiempo en visitas a las escuelas contando
cuentos, disfrazándose, tocando diversos instrumentos musicales y haciendo
trucos de magia, en su país, en México y en diferentes puntos de Sudamérica.
Como presidente de la
ULatE , me siento muy orgullosa de tenerlos
en la agrupación, como individuo, me siento muy emocionada, muy conmovida de
este reconocimiento a los dos chaqueños que han venido a mi tierra mexicana,
hidalguense, a Tulancingo, a entregar su trabajo, su energía, su cariño en las
escuelas, con un desprendimiento, con una calidad humana, con un humor que han
movido muy dentro. Han sido un estímulo invaluable, han sido un hombro donde
recargar el peso de la organización de los encuentros y donde llorar también
cuando algo queda mal, o ¡de alegría! cuando salimos de las escuelas, cuando
miramos los textos de los alumnos, cuando nos hemos despedido.
Ma. Encarnación Anadón y Franco
Gariboldi, con fortaleza de espíritu y una voluntad enorme de compartir, de
contribuir a la sociedad, al pueblo, a la educación, a la lectura, a la paz,
han participado en los Encuentros Latinoamericanos de Escritores en el estado
de Hidalgo del 2º al 6º. Con esa voluntad de acero, van a las escuelas, donde
sea que se encuentren, por muy lejos que estén y por muy resquebrajado que sea
el camino, sin importar la hora ni el clima, por llevar sus presentaciones a
los niños, a los adolescentes, a los grandes y fomentar la lectura, la cultura.
A ellos no les importa si hay complicaciones, si hay que esperar, si la comida
tiene picante, y yo los amo.
Son un ejemplo a seguir, sobre
todo en estos momentos en que la violencia parece acrecentarse en el mundo, en
que imploramos la paz, la armonía, ¡educación! en nuestros países, en que el
neoliberalismo amenaza la ecología y la economía en Latinoamérica. Un ejemplo
que debe dispersarse, sí, y que se riegue por todos los lugares, que se
contagie esta actitud por los rincones del continente, por mi México herido y
todos los países latinoamericanos.
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